Una de las cosas que más pueden molestarnos en nuestras vidas es darnos
cuenta de que nos hemos equivocado,aunque también es un espejismo ser muy severo con nuestra propias decisiones a toro pasado.
cuenta de que nos hemos equivocado,aunque también es un espejismo ser muy severo con nuestra propias decisiones a toro pasado.
Errar nos provoca frustración porque nos han educado para ser algo que no somos , perfectos. Ya lo decía el sabio :
Tanto si el triunfo, como en la derrota se cruzan en tú camino, trátalos de igual manera, porque ambos son impostores.
Los chinos en sus sabias leyendas milenarias lo definen así :
“En los principios de las leyendas está resumido el final del protagonista”
Los principios encausan nuestro destino sin darnos cuenta del precio que
deberemos pagar por nuestras acciones
en el futuro .
¿Qué he hecho mal?
¿Qué parte de culpa es mía?
¿Confundimos nuestros intereses personales con los intereses colectivos?
¿Ser complaciente con nosotros mismos ayuda?
La nula capacidad de distinguir nuestros propios defectos nos aniquila ante
nuestros rivales, nos debilita silenciosamente desde dentro, como un mueble
picado por las termitas .
El desmoronamiento siempre es desde dentro, el exterior es la excusa de todos los males para justificar nuestra mala fortuna.
La capacidad de autoevaluarse y de ser sincero es dolorosa , transformamos
nuestra realidad para seguir en la supervivencia mirando a otro lado esperando que amaine la tormenta
con la esperanza de una segunda oportunidad.
La estúpida creencia de la superioridad es olvidar el lugar que ocupas en tu
entorno , la complacencia y
condescendencia de “ todo va bien “ serán la raíz del futuro fracaso , todo se
transforma irremediablemente entre el orden y el caos al que estamos sometidos por la esquiva realidad, transformando
nuestras victorias en agrias derrotas.
Sin autocrítica no hay maduración posible, el estancamiento aparecerá , los
errores se aplaudirán como aciertos
y el tiempo jugara en nuestra
contra para poder tapar las vías de agua de nuestro barco corroído por la
herrumbre.
Cuando nada de lo que sucede a nuestro alrededor parece depender de nuestra voluntad aparecerá la impotencia del devenir de los hechos y seremos meros espectadores de nuestra propia obra, tan solo nos quedara quejarnos y esperar que sea otro el que venga a solucionar el desaguisado y contarnos las verdades del barquero, las cuales vendrán siempre fuera de tu entorno de palmeros que siempre dirán :
¿Realmente queremos oír las verdades del barquero ?
La mitología griega nos refleja la dificultad de salir del laberinto de nuestra propias pasiones y sueños .
Dédalo advirtió a
Ícaro que no volase demasiado alto porque el calor del sol derretiría la cera
de sus alas , ni demasiado bajo porque la espuma del mar mojaría las alas y no
podría volar.
Ícaro al final calló por volar demasiado cerca del sol y sus alas se derritieron imponiéndose la realidad dolorosa de la condición humana. Solo quise volar.
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