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LA PERCEPCIÓN POLÍTICA

 


El marketing político no es una batalla de candidatos, es una batalla de percepciones.

Mucha gente piensa que el marketing es una batalla de productos. Supone que a la larga el mejor producto vencerá. La gente de marketing vive preocupada haciendo investigaciones y “captando hechos”. Analizan la situación para asegurarse de que la verdad está de su lado. Luego, saltan confiados al “ruedo del marketing”, seguros de saber que tienen el mejor candidato y que, finalmente, el mejor candidato vencerá.



Es una ilusión. No existe una realidad objetiva. No hay hechos. No hay mejores productos. Lo único que existe en el mundo del marketing son percepciones en las mentes de los clientes actuales y potenciales.

              La percepción es la realidad. Todo lo demás es una ilusión.

Toda verdad es relativa. Relativa a su mente o a la de cualquier otro ser humano. Cuando usted dice “yo estoy en lo cierto y el otro está equivocado”, lo que realmente está diciendo es que usted percibe mejor la realidad que los demás.



La mayoría de las personas piensan que son más agudas que los demás. Tienen un sentimiento de infalibilidad personal. Sus percepciones son siempre más certeras que las de sus amigos o vecinos. Verdad y percepción llegan a fusionarse en su mente no permitiéndole diferenciar entre ambas.



Las personas nos aferramos firmemente a la idea de que la realidad es el mundo exterior a la mente y que lo individual es una pequeña partícula en una nave espacial global. En realidad es al revés. 

La única realidad de la que usted puede estar seguro es la de sus propias percepciones. Si existe el universo, existe dentro de su mente y de otras mentes. Esa es la realidad que deben afrontar las técnicas de marketing politico .




La mayoría de los errores de marketing se deriva del supuesto de que se libra una batalla de productos enraizada en la realidad.

Lo que un sector de gente de marketing ve como las leyes naturales del marketing se basa en la frágil premisa de que el político es el héroe de los programas de marketing y que usted ganará o perderá por los méritos y no por la percepciones que transmite el partido/candidato. 

Solamente estudiando cómo están formadas las percepciones en la mente y enfocando sus programas de marketing sobre esta percepciones, usted podrá superar sus instintos, básicamente incorrectos, sobre esta cuestión.


Cada uno de nosotros (fabricante, distribuidor, comerciante, cliente potencial o cliente actual) ve el mundo con un par de ojos. Si existe la verdad objetiva ahí afuera ¿Cómo podríamos saberlo? ¿Quién la mediría? ¿Quién nos los diría?

Sólo podría ser otra persona mirando al mismo escenario a través de un par de ojos diferentes.


Es más fácil ver el poder de la percepción sobre el producto cuando los productos están a cierta distancia.



¿Por qué la sopa Campbell es número uno en EEUU y del montón en Reino Unido? ¿Por qué la sopa Heinz es la número uno en Reino Unido y un fracaso en EEUU? El marketing es una batalla de percepciones, no de productos. El marketing es el proceso de tratar con esas percepciones. Usted cree lo que quiere creer.

La situación la complica aún más el hecho de que los consumidores/votantes toman decisiones basadas en percepciones de segunda mano. 


En lugar de utilizar sus propias percepciones, basan la decisión de compra en la percepción de la realidad de otra persona. Este es el principio de “todo el mundo sabe…”

Todo el mundo sabe que los japoneses fabrican coches de mejor calidad que los norteamericanos. Así que la gente toma decisiones de compra basadas en el hecho de que todo el mundo sabe que los japoneses fabrican coches de mejor calidad.

Si le preguntamos a un vendedor si ha tenido alguna experiencia personal con un producto, casi siempre contesta que no, y muy a menudo distorsiona su propia experiencia para que coincida con sus percepciones. Si ha tenido una mala experiencia con un coche japonés, simplemente ha tenido mala suerte, porque todo el mundo sabe que los japoneses fabrican automóviles de alta calidad , por el contrario si ha tenido una buena experiencia con un automóvil americano, simplemente ha tenido suerte , porque todo el mundo sabe que los automóviles americanos están mal hechos.

El marketing politico no es una batalla de candidatos. Es una batalla de percepciones.









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